martes, 11 de diciembre de 2012

Por el campo

Los que tenemos cierta edad hemos tenido la inmensa suerte de poder compaginar nuestra afición por las motos y nuestro amor a la naturaleza, pues antes se podía ir de pacífica excursión en moto por el campo sin que te asediaran las "fuerzas del orden".
Siempre he considerado, y así lo he manifestado en otras ocasiones, que practicar off road te hace querer, respetar y cuidar el entorno por encima de la media. Y es necesario considerar además la utilidad que el tránsito de motos y demás vehículos motorizados (dentro de un orden) aporta al mantenimiento de senderos y otras vías que podrían caer en desuso y terminar perdiéndose.
 
Viene todo esto a cuento de la falsedad con la que nos enfrentamos hoy en día quienes queremos poder seguir disfrutando de lo que tanto nos ha aportado, y transmitírselo a las siguientes generaciones. No es de recibo que un país como el nuestro, que aporta cada año un puñado de CAMPEONES DEL MUNDO al deporte nacional, vea cómo éstos son aclamados y recibidos por las más altas autoridades cuando vienen con sus medallas y trofeos a España, y perseguidos como delincuentes en cuanto tratan simplemente de entrenar (¿verdad, Barragán?), o zancadilleados en sus intentos de establecer recintos donde crear escuela (¿eh, Torres?).
 
Me resisto a esta situación, como los demás amantes del motociclismo de campo; cada uno desde nuestra pequeña atalaya -pretendo que ésta sea la mía- hemos de intentar corregir este sinsentido. Nuestras Federaciones lo hacen, nuestros más afamados pilotos tampoco dejan pasar ocasión alguna de reivindicar el uso pacífico de la moto de campo, y yo, humildemente, expongo mi queja, me presto a arrimar el hombro en lo que pueda, y no dejo de transmitir a mis hijos, como hice con mis sobrinos, lo que de positivo me aporta unir moto y naturaleza. 

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