sábado, 10 de noviembre de 2012

Bricolaje

Si hay algo que queramos de verdad los amantes de las motos además de, evidentemente, una o varias de éstas, es un buen garaje donde conservarlas y poder "meterles mano" con tranquilidad. 
Es un hecho que, a diferencia de la mayoría de usuarios de automóviles, a los que tenemos moto nos gusta casi tanto montar en ella como pasar ratos interminables alrededor suyo, sea limpiándola, sacándola brillo, montando o desmontando accesorios, o desarmándola por completo para volverla a montar después. 
Cierto que con los tiempos que corren cada vez tienen -como los coches- menos cosas que tocar, a no ser que seas experto en electrónica e informática, pero incluso ahora siguen siendo mucho más accesibles y propensas al bricolaje casero que un cuatro ruedas.
Muchos de mis mejores recuerdos, y alguna gran amistad, tienen su origen alrededor de una moto desmontada. De niños, estábamos todo el día revisando los ciclomotores de la pandilla, limpiando bujías y filtros, tensando cables o cambiando bombillas; recuerdo con mucho cariño los días que pasamos en el garaje de Nando cuando decidió pintar de amarillo su 348, repasando en dorado la firma de Malcolm Rathmell con aquel pincel "de pelo de marta" que le recomendó Jonás, y oyendo una y otra vez todas las canciones de Tequila...; son ese tipo de cosas que te hacen aficionarte a las herramientas y los trapos.
No soy realmente un manitas, pero con el tiempo me he ido atreviendo a hacerle algunas cosillas a mis motos, como cuando decidimos desarmar por completo la K75 en casa de Miguel (lo de "decidimos" le incluye, claro): nos pasamos un fin de semana completo encerrados en su garaje, disfruté como un enano de su compañía y de lo que estábamos haciendo, y el remate vino cuando, después de montarla otra vez, ¡funcionó!¡qué satisfacción!        

Ahora tengo, por fin, garaje propio donde pasar el rato con mis cacharros y tratar de arreglar o mejorar todo lo que cae mis manos, así que puede uno imaginarse dónde encontrarme, sentado en mi taburete, con una herramienta en la mano, unos trapos cerca, y una música de fondo... 

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